En este momento hay en mi mente un montón de pensamientos que me hacen navegar en un mar de emociones bastante agitado. No logro ser consciente si en algún otro tiempo de mi vida me imaginé estando frente al PC con el propósito de traducir mis pensamientos a otras personas ¿Lo consideré posible? ¿Qué tan alto pensaba llegar? ¿Tenía alguna duda?. Espero darle respuesta a estas preguntas de mi pasado en esta aventura que he decidido iniciar el día de hoy.
Siendo coherente con lo que me define como persona y como profesional quiero iniciar haciendo una apreciación con inmensa gratitud, primero a cada persona que desde este momento y hasta donde nos lleve la mar decida acompañarme, el tiempo que dedica a leer estas líneas y el que espero siga disponiendo para ver cada entrada y participe con sus comentarios será un enorme aliento que enriquecerá este andar.
Por supuesto, le agradezco a cada persona con la que he construido algún vínculo, haya sido transitorio o que aún se mantenga, pacientes, participantes de mis talleres, por supuesto familiares, amigos y en especial al hombre que ahora acompaña mi camino y me ha fortalecido confiando en que todo es posible y me ha ayudado a liberarme de mis falsas creencias en torno al miedo.
Bueno, parece que ya vamos entrando a la razón de estos párrafos, cuando pensé en la causa por la que estoy aquí, consideré muchas alternativas, pero finalmente y a mi sorpresa logré ver con claridad que el miedo hizo parte de esta decisión.
Acostumbrada a aferrarme a lo que estuviera firme y me diera seguridad sentí una gran alegría cuando consolidé mi estabilidad laboral en una empresa relevante, estructurada y que me ofrecía estabilidad a largo, muy largo plazo, siempre que cumpliera con sus estándares. Un buen lugar para trabajar me cobijaba y me instalé en el confort que me ofrecía, estuve muy bien y lo agradezco.
Luego, esa zona de confort me comenzó a quedar chica, lo que yo quería ofrecer a mis pacientes y a la sociedad abarcaba algo diferente, algo que me invitaba a crear un nuevo equilibrio, pero por supuesto mis viejas creencias sobre mí y mi vida me volvían a lanzar a los brazos confortables de la estabilidad; fueron días inquietantes y por primera vez en mi vida, en el momento más cómodo comencé a enfermar, la somatización no se hizo esperar, podrá reírse de mí apreciado lector, y lo invito a que lo haga pues la paradoja ahora es divertida. Caída del cabello, labilidad emocional (emociones como una gran montaña rusa), desorden cognitivo (concentración, atención fuera de su norte), dolores de espalda, problemas para dormir y un desalentador diagnóstico de colon irritable se volcaron sobre mí en mi lugar feliz.
Mantuve la compostura y me adherí a mi tratamiento alternativo con convicción, tal como lo sugiero en mi consulta, tengo la creencia que si se lo sugiero a mi paciente debo ser capaz de aplicarlo para mí "testeado y comprobado", pero algo en mí seguía mal y sabía que todos mis síntomas me estaban dando una contundente señal. Por supuesto, la negación también estaba en el reparto y me mantuve en este letargo durante varios meses.
Detrás del telón estaba ensayando otra obra, pues algo en mí me repetía que ya no podía salir a la acción en la condiciones en que estaba, pospuse muchas cosas pero lo que ocurría detrás no dejó su andar.
Me di lugar con tanto caos que tenía en jaque todo lo que para mí podía estar bien y como les decía en unas líneas anteriores recibí aliento, aliento suficiente para alistar el paracaídas. Cuando pienso en el "salto" recuerdo las películas de acción donde el novato sí o sí tiene que saltar a riesgo de morir en su primer y tal vez único intento. Creo que la sensación de vértigo me acompañó durante ese proceso.
Hice mi lista de chequeo dando respuesta a las preguntas de mi ser:
¿Eres feliz?
¿Te diriges hacia dónde quieres?
¿Eres suficiente para demostrar tu capacidad?
¿Vale la pena saltar sin saber dónde ni cómo vas a llegar al suelo?
¿Eres consciente de que esto no tendrá marcha atrás?
¿Qué te garantiza que vas a ser constante?
¿Cuentas con lo necesario para resolver si sale mal?
¿Saltar te hará feliz?
¿Qué piensas hacer si no logras volver a tener estabilidad?
¿Para qué quieres saltar?
La lista sigue y sigue, además, la respuesta a muchas de estas preguntas fue un tímido "no lo sé" y en ese momento el protagonista de este texto hizo su triunfal aparición, el miedo era imponente, avasallante, titánico, invasivo, opresor, manipulador, meticuloso y desgarrador. Tuve episodios de pico en los síntomas que me acompañaban ya hace unos meses gracias a la recarga que ofrecía mi miedo, síntomas exacerbados y yo hecha añicos, pero funcional, siempre funcional (esto puede sonar algo familiar).
Mi esposo me dijo un día "lo que tú quieras, cuándo quieras pero hazlo", me puse en la tarea de sacar mi valiosa balanza mental, por supuesto, todo tiene un peso y un valor y se debe equilibrar de alguna manera. Entre más peso ponía en el espejismo de tranquilidad y estabilidad, más ligera y sin valor estaba yo, esta imagen fue dolorosa, estaba cómoda pero era infeliz. Por supuesto, hice cuentas, el presupuesto familiar dependía también de mí y poner en riesgo esa estabilidad era "un acto irresponsable". Entre cuentas y noches sin dormir seguía creciendo la necesidad de hacer algo.
Un fin de semana en medio de la aturdidora crisis tomé mi decisión, agarré muy fuerte mi paracaídas, sin instrucción previa pero la convicción de que era inevitable saltar !Y lo hice¡, al día siguiente logre saltar. Unos cuantos confidentes en mi respetado empleo fueron testigos de mi preparación para el salto, era necesario contar con una red de apoyo y ellos lo fueron (muchas gracias), recuerdo sus rostros de asombro y de tristeza cuando les informé que pasaría ese mismo día mi carta de renuncia, sin embargo, su empatía los llevó adarme aliento para que mi determinación se hiciera más recia.
Horas, minutos y segundos golpearon en mi cabeza, mi corazón latía con fuerza y las palabras se estancaron en mi garganta, ahora que lo pienso, mis palabras fueron en ese momento tan concretas, firmes, honestas y respetuosas conmigo y con todo lo que me rodeaba que se tradujo en un estado de libertad. La descarga de adrenalina me adormecía las piernas pero el "salto" con todo el miedo que me acompañaba fue magnífico.
Ahora recorro un camino muy diferente, extraño estar en confort y poder atender sin preocupación a varias de mis responsabilidades a partir de mis roles y los principios que me han definido; sin embargo, la sensación de libertad que me ha dejado el miedo a saltar ya me acompaña en el movimiento. El torbellino de ideas, planes y cosas por hacer me instan a mantenerme, olvidaba contarles que una de mis creencias era pensar que no soy lo suficientemente disciplinada para ser constante y que sólo fracasando iba a recibir la "bendición" de volverme a levantar como recompensa a mi sufrimiento. Ahora no me permito llegar a ese punto pues me hago responsable de decidir qué voy a hacer.
Sigo en mi andar, cada lector, paciente, participante, seguidor y multiplicador de este tipo de espacios hace parte del proceso en el que estoy dispuesta a seguir saltando con el miedo de la mano junto a todo lo que me define, acepto que me equivoco y lo seguiré haciendo y el error contará como estímulo para seguir en movimiento.
Siento que estas líneas no son suficiente contexto para lo que quiero transmitir, un torbellino de pensamientos me inundan en este momento, supongo que debo acostumbrarme a esta sensación y ser paciente, darme el tiempo de digerir lo que vivo y acompañar a cada lector en el proceso de descubrir y aprovechar todo lo que tengo por contar.
En este espacio doy la bienvenida para conocer mi perspectiva como psicóloga, lectora, educadora de familias en disciplina positiva (por allí vendrán otras certificaciones en diferentes componentes de la vida que pondré a su disposición), espero y confío en que podré aportar de alguna manera en cada proceso personal, familiar y colectivo facilitando una chispa de transformación que nos acompañe en nuestro proceso de #TrascenderEnEquilibrio.
Infinita gratitud
Te invito a compartir las experiencias en las que el miedo te ha puesto en movimiento

Comentarios
Publicar un comentario